Por toda la web encontraremos una gran cantidad de opiniones encontradas al respecto de las fajas y su utilización para bajar de peso al mismo tiempo que moldeamos nuestras figuras, desde aquellos que dicen que pueden dañar a nuestra salud y que en realidad no ayudan al cometido de bajar de peso, hasta quienes las aseguran prácticamente milagrosas, que generalmente son quienes las comercializan.
Así como en muchas otras cuestiones de la vida, este es un caso en los que podemos decir que lo malo son los excesos y la falta de conocimiento, pues las fajas definitivamente pueden ayudarte bajar de peso y hasta a mejorar tu salud por medio de la eliminación de líquidos y toxinas gracias a su presión y sometimiento térmico, pero hay que saber exactamente cómo usarlas y eso te mostraremos a continuación.
Busca la talla correcta
Este es el primero de todos los puntos y probablemente uno de los más importantes, ya que generalmente en el afán de vernos mejor, más esbeltos y delgados, para reducir tallas generalmente tratamos de comprar fajas realmente chicas y ese tipo de abuso es el que puede causar daños a nuestra salud, por mantener presionados nuestros intestinos y pulmones; si hay tiendas especializadas de fajas en las cuales hay una gran cantidad de estilos y tamaños diferentes es porque ahí igual cantidad de cuerpos diferentes para cada una.
Cuando compramos fajas reductoras tenemos que asegurarnos de que tengan una forma parecida a la de nuestro cuerpo, de manera que no nos impidan los movimientos normales para nuestra cintura, caderas y espalda; de hecho escogiendo la faja correcta incluso podemos mejorar nuestra postura y minimizar problemas en la zona lumbar, pero tiene que ser una que nos ayude a reducir como máximo dos tallas y cuando hayamos bajado de peso, podremos conseguir una más pequeña.
El material correcto
Si bien es cierto que tienen que ser de un material resistente y que pueda presionar y reacomodar nuestra piel para hacernos ver más delgados de manera inmediata, también tienes que asegurarte de que la faja sea de un material suave y de preferencia lavable, pues recuerda que en el proceso de eliminación de líquidos que genera transpiraremos y el no poder lavarla podría exponernos a alergias que dañen nuestra piel.
El tiempo de uso
Utilizar fajas reductoras hace que nuestro cuerpo se sienta sometido a presión, incluso usando la correcta y por consiguiente tenemos que hacer que se acostumbre poco a poco; la forma correcta de empezar a usar fajas es comenzar por dos o tres horas diarias, aumentando paulatinamente el tiempo en el que las llevemos puestas y nunca sobrepasando un total de ocho horas, por consiguiente no puedes usarla mientras duermes o en todo caso, tendrás que decidir si usarla durante el día en tus actividades o durante la noche al dormir.
Recuerda que si haces ejercicio y tienes una alimentación balanceada, el efecto que deseas obtener con la faja lo lograrás mucho más rápido.
Así como en muchas otras cuestiones de la vida, este es un caso en los que podemos decir que lo malo son los excesos y la falta de conocimiento, pues las fajas definitivamente pueden ayudarte bajar de peso y hasta a mejorar tu salud por medio de la eliminación de líquidos y toxinas gracias a su presión y sometimiento térmico, pero hay que saber exactamente cómo usarlas y eso te mostraremos a continuación.
Busca la talla correcta
Este es el primero de todos los puntos y probablemente uno de los más importantes, ya que generalmente en el afán de vernos mejor, más esbeltos y delgados, para reducir tallas generalmente tratamos de comprar fajas realmente chicas y ese tipo de abuso es el que puede causar daños a nuestra salud, por mantener presionados nuestros intestinos y pulmones; si hay tiendas especializadas de fajas en las cuales hay una gran cantidad de estilos y tamaños diferentes es porque ahí igual cantidad de cuerpos diferentes para cada una.
Cuando compramos fajas reductoras tenemos que asegurarnos de que tengan una forma parecida a la de nuestro cuerpo, de manera que no nos impidan los movimientos normales para nuestra cintura, caderas y espalda; de hecho escogiendo la faja correcta incluso podemos mejorar nuestra postura y minimizar problemas en la zona lumbar, pero tiene que ser una que nos ayude a reducir como máximo dos tallas y cuando hayamos bajado de peso, podremos conseguir una más pequeña.
El material correcto
Si bien es cierto que tienen que ser de un material resistente y que pueda presionar y reacomodar nuestra piel para hacernos ver más delgados de manera inmediata, también tienes que asegurarte de que la faja sea de un material suave y de preferencia lavable, pues recuerda que en el proceso de eliminación de líquidos que genera transpiraremos y el no poder lavarla podría exponernos a alergias que dañen nuestra piel.
El tiempo de uso
Utilizar fajas reductoras hace que nuestro cuerpo se sienta sometido a presión, incluso usando la correcta y por consiguiente tenemos que hacer que se acostumbre poco a poco; la forma correcta de empezar a usar fajas es comenzar por dos o tres horas diarias, aumentando paulatinamente el tiempo en el que las llevemos puestas y nunca sobrepasando un total de ocho horas, por consiguiente no puedes usarla mientras duermes o en todo caso, tendrás que decidir si usarla durante el día en tus actividades o durante la noche al dormir.
Recuerda que si haces ejercicio y tienes una alimentación balanceada, el efecto que deseas obtener con la faja lo lograrás mucho más rápido.